miércoles, marzo 04, 2009

Opiniones de un payaso


Hace una temporada tuve la oportunidad de leer un magnifico libro de Stig Dagerman titulado "Otoño alemán", en el mismo se reunen los reportajes que el malogrado escritor, periodista y libertario sueco escribió por encargo de la prensa de su país sobre la dificil situación que Alemania vivía tras el fín de la II Guerra Mundial.
Poco después caía en mis manos una breve pero gran novela de Leonardo Sciascia titulada "Todo Modo". En ella el escritor italiano muestra el desparpajo, la corrupción y las connivencias mafiosas de un cura y buena parte de la derecha católica de su país. Fue casualidad, pero creo que ambas novelas deberían leerse antes de adentrarse en las "Opiniones de un payaso" de Heinrich Böll.
La de Böll es una gran novela, trufada de fuerte anticlericalismo, especialmente de un anticatolicismo feroz y a la vez el retrato del desencanto con una Alemania, recuperada para la democracia y para el capitalismo por muchos de quienes, como poco, hicieron la vista gorda frente al nazismo, y como mucho lo alentaron y defendieron hasta las últimas horas de vida del Führer. Frente a la crítica de Sciascia al clero de su país por no ser lo que dicen ser, Böll lanza aquí una inteligente y dura crítica a toda esa élite católica que busca acabar con cualquier atisbo de esperanza o sueño que no se arrodille frente a la religión dominante. A diferencia del modelo italiano en esta ocasión se trata de gente culta, honesta, intelectual, comprometida incluso, o eso tratan de aparentar; pero incapaces de aceptar que ausencia de religión no implica ausencia de valores.
Que mejor voz para narrar ese sentimiento que la de un payaso. Los payasos, los bufones, fueron en todas las Cortes los únicos personajes que podían decirle las mentiras al rey y sacarle los colores sin miedo al castigo. También en la novela de Böll es un payaso quien saca los colores a la nueva Alemania democristiana (y a sus adlateres socialdemócratas), gris y deprimente.
Pero a Böll no le basta que sea sólo un payaso quien diga las verdades. Deber ser además un payaso fracasado como payaso y fracasado en el amor, abandonado por la pareja de su vida, quien lo abandonapara refugiarse en los brazos de uno de esos seglares católicos bienpensantes que realizan su labor de apostolado no sólo religioso, si no también ideológico.
El libro de Böll es un libro triste, pero denota que hay también algo tragicamente bello en la tristeza y el fracaso.

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