martes, octubre 26, 2010

La sombra del anarquista


Periodicamente me suele gustar zambullirme en alguna de esas novelas que buscan su inspiración en la muy literaria historia del movimiento libertario. En esta ocasión le ha tocado el turno a "La sombra del anarquista" de Asís Lazcano, con la que el autor fue en 2006 finalista del premio de novela histórica Alfonso X El sabio.

La mayor virtud de la novela de Lazcano es tratar de sacar del olvido la sorprendente figura de Andrés Carranque de Ríos, novelista del primer tercio del siglo XX y muy ligado durante buena parte de su vida al movimiento anarquista ibérico. La primera referencia que yo tuve de Carranque de Rios fue una reseña que publicó a finales de los 90 el semanario libertario pontevedrés La Campana con motivo de la reedición de su obra en ediciones Del Imán.

La novela de Lazcano tiene sin duda pulso narrativo y aunque no disimula cierta admiración por Carranque, parece que esta tiene más origen en la imagen de un pobre bohemio iluso, soñador y perdedor, que aun así tuvo tiempo para escribir, viajar, participar en las primeras películas que se rodaban en la Península e incluso de tratar de ser manager en la limitada carrera como boxeador de uno de sus muchos hermanos.

De su militancia anarquista se habla poco y también como si fuera un rasgo más de ese infantilismo o simpleza intelectual. Y sin embargo, podríamos decir que la ideología influyó claramente para que Carranque se decantara por la novela social con evidente afán de denuncia. Y de hecho el protagonista de su novela "Uno" será un militante de la CNT. Y es así que un estudioso como José Luis Fortea le coloca como "creador junto a Sender y otros de la novela social de los añós 30". Un Sender que también tenía una clara conexión con los libertarios.

Pero como es mejor juzgarle por su propia obra, así escribía Carranque: "A vosotros, jóvenes ricos, que os bañais diariamente, que coméis como príncipes; a vosotros aspirantes a ministro, a general o a señir directos; a vosotros os digo que en esta noche hay un hombre que pasea rozándose con las mujeres de vientres infecundos que ofrecen sus cuerpos en una pobre gramática de pueblo. Esta noche me dan sus alientos a vino y a mal tabaco. Daos cuenta, es baratísimo su alquiler. Fijarse bien: la más cara os cobrará cuatro pesetas. De ahí para abajo, podéis llegar a pagar hasta diez reales, y si me manteneis el secreto os revelaré que hay una que os aguante toda la noche por ocho pesetas, llevándoos a su casa. Solamente tenéis que permitirla que dé de mamar a un niño que no puede ni llorar. Un niño que tiene un vientre colgante como si fuera un globito. ¡Os vais a reir de verdad señores!"

No seré yo quien deseaconseje la novela de Lazcano, que no está mal escrita, pero quizás nos haremos mejor justicia de Carranque si leemos su propia obra.

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