domingo, diciembre 26, 2010

Markina Shots!


Heladora la noche de navidad de este 2010. Así que para calentar el cuerpo decidimos acercarnos hasta el Uhagun Kulturgune de Markina. Coqueta sala para realizar conciertos de pequeño y mediano formato. El cartel lo conforman Puro Chile, Norman y Lobo eléctrico.

El frio exterior no se notaba dentro del recinto, por lo que el respetable asistente pudo disfrutar cómodamente del concierto. Abrieron Puro Chile, banda vizcaína en cuya formación encontramos clásicos de la escena musical vasca. Mamen (Vulpes, Anticuerpos y un largo etcétera que nos haría rescatar aquí más grupos conocidos), Urko que ya nos hizo pasar buenas noches musicales con Tianammen y que también tiene una larga y dilatada carrera y Pedro Fernández (BO2). Lo cierto es que la banda empezó fría y no logro transmitir el buen sonido del Cd al directo. De todos modos siempre es agradable ver y escuchar a Urko tocar la guitarra. Y es agradable encontrar en una banda en la que tanto el bajo como la guitarra pueden cantar indistintamente y con solvencia. Los mejores momentos los alcanzaron en los ritmos más fronterizos entre el rock y lo étnico, y la despedida instrumental final.

Tras Puro Chile, le llegó el turno a Norman. El cuarteto eibartarra defiende una propuesta contundente y original, cercana a Dead Kennedys, con un vocalista con una propuesta personal y una guitarra imaginativa y sugerente alejada de los estándares del rock más común. Desde luego Norman es una propuesta interesante y a seguir, que probablemente nos deparará buenas sorpresas.

Y así llegó el momento de Lobo Eléctrico, que podemos decir de la trayectoria de esta banda antes y durante la propia vida polimórfica de la banda. Aunque personalmente me quedo con el hecho de reencontrarse a Guanche en la batería. Una forma única y contundente de golpear. Todo un acierto. Por lo demás la actitud de la banda y especialmente de su frontman está trabajadísima. Entre el glam más sucio, el burlesque más negro y el cabaret más corrupto, Lobo eléctrico consiguen arrastrar al público y que participe en la bacanal musical que desarrollan. Y en eso el trabajo del vocalista es impagable y efectivo. Valiente y arrojado, pero sin grosería; actitud sobrada, pero sin egolatrismos vacuos. Diversión, participación y abundancia. Si Lobo eléctrico tuvieran temas pelín más redondos serían una banda imparable. Todo el concierto fue bueno, y el público entregado de principio a fin. El desconcierto final con los problemas en la guitarra, mejor lo dejamos a parte; aunque quizás entre dentro de la épica de la banda. Pero aún así la nota final estaría muy alta. Si todavía no has visto al Lobo eléctrico, no debieras dejarlo pasar mucho tiempo. ¡Bien por ellos!

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