miércoles, noviembre 27, 2013

Beowulf, un lujo visual

Gracias al trabajo editorial de Astiberri ha llegado a las librerías este impresionante comic de Santiago García y el dibujante orensano David Rubín. Un excelente trabajo se mire por dónde se mire. Y es fácil asegurar que en las páginas de este comic hay mucho que mirar y con lo que disfrutar.

Con una edición lujosísima, que convierte el álbum en una verdadera obra de arte suficiente para destacarlo sólo por eso; lo cierto es que si el exterior es impresionante, el interior es todavía más impactante. Hay muchas cosas de las que hablar y todas buenas. Sin duda quién se lleva el gato al agua es el trabajo de David Rubín pues este Beowulf es eminentemente visual. Con muy poco texto, que no poco guión, pero con muy buenas ilustraciones Rubín soporta el peso de la narración de esta leyenda nórdica.

Si tuviera que destacar algunos elementos sin duda serían el realismo la acción en su conjunto y la enorme definición del dibujante en cada viñeta. Y pese a su gran definición no es absolutamente realista pues los rostros y las figuras apuestan por la ilustración y no por el dibujo realista. Es en los detalles donde Rubín ha echado el resto para conseguir unas viñetas de gran dinamismo y muy plásticas.

La fuerza de las imágenes y de las composiciones dibujadas a mano se ven reforzadas además con la omnipresencia del color rojo en la mayor parte de la obra, lo que contribuye a resaltar la actividad de cada viñeta. También es de reseñar la presencia de grandes escenas de doble página que hay que visionar primero en su conjunto y luego recorrer con la vista centimetro a centimetro para exprimir hasta la última gota de su talento.

Y junto a eso, totalmente destacable, la sorprendente e inteligente capacidad para narrar dos acciones distintas al mismo tiempo con una sabia combinación de viñetas, que convierten la lectura y la visualización de este cómic en un verdadero placer que se mantiene en cada una de sus páginas.
Sin duda este Beowulf es un disfrute para los sentidos y cada viñeta exige un esfuerzo para su visualización que se ve siempre recompensado con cada detalle, cada plano, cada enfoque, cada línea.

Lo dicho este Beowulf es un lujo visual y editorial.

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