sábado, febrero 15, 2014

Amancio Prada canta por tres libertarios

Amancio Prada es un intérprete consolidado que no tiene nada que demostrar a estas alturas de su vida artística. Pero personalmente tenía ganas de ver este espectáculo que él mismo ha titulado como “Tres libertarios” y en el que Prada interpreta canciones de tres artistas de pro: Chicho Sánchez Ferlosio, Agustín García Calvo y Léo Ferré.

En realidad no es ninguna sorpresa puesto que los dos primeros ya fueron presencia habitual y compañeros de correrías a lo largo de la dilatada trayectoria del cantautor del Bierzo. Y por lo mismo tampoco debiera de sorprender que el tercer pilar del concierto fuera Léo Ferré, a quien por otra parte Prada ya había dedicado un disco.

En cualquier caso, como he citado anteriormente, tenía ganas de saber cómo resolvería Amancio Prada esta apuesta artística y lo cierto es que fue una delicia poder disfrutar del concierto. Se presento Amancio Prada en las tablas del Antzoki de Ermua sólo. Acompañado de su guitarra, vestido de negro y con su melena blanca. Lo que ya le emparentaba estéticamente con Léo Ferré.

Y demostró Amancio Prada que está a la altura de la apuesta artística. El concierto se basaba en las composiciones de tres creadores muy claramente posicionados ideológicamente y Amancio Prada no ocultó ese hecho. Se habló explícitamente de la Comuna Antinacionalista de Zamora, rememorando las aventuras ideológicas de Agustín García Calvo (qué pensaría buena parte del respetable que asistió al concierto si supieran de las osadías ideológicas de Agustín que tituló algunos de sus ensayos con títulos tan provocadores como Contra la paz o Contra la democracia). Se citó a Durruti, a Puig Antich. Se hablo de libertad, de libre pensamiento, de utopía y sobre todo se recordaron las aventuras, desventuras y anécdotas de sus correrías junto a Chicho Sánchez Ferlosio y sus canciones siempre sencillas, pero de profundo poso libertario. Y se escuchó las reflexiones personalísimas y osadas de Agustín García Calvo en temas como La cara del que sabe.

Pero la actuación no fue un mitin, como no podía ser de otra manera. Fue un concierto brillante, de esos que se disfrutan en su totalidad y emocionan especialmente por momentos, como cuando entonó Tú, cuya mano. Una canción preciosa que conmueve las emociones y el cerebro de quienes tuvimos la oportunidad de disfrutarla. Amancio demostró estar en plenas facultades. Con una hermosa voz y una capacidad para tocar la guitarra más que solvente. El sólo con su voz delicada y potente a un tiempo, una sobria puesta en escena y una iluminación intimista nos mantuvo durante un buen puñado de minutos disfrutando de las anécdotas que narró y de las canciones que tan bellamente interpretó.

La mayor parte del concierto se baso en las composiciones de Chicho, como Hoy no me levanto yo, o Pena de muerte y de los poemas de Agustín García Calvo con temas como Libre te quiero. Léo Ferré estuvo presente en tan solo dos temas, pero bastaron para recordar la calidad del imprescindible compositor ácrata francés. Y por si fuera poco de rondón también se coló algún recuerdo para otro grande de la composición libertaria francesa como Georges Brassens. Tratándose de un concierto de Amancio Prada no podían faltar a la cita Rosalía de Castro, con una bellísima interpretación del Adiós ríos, adiós fontes; y tampoco Federico García Lorca.

En definitiva un concierto especialísimo en el que no estuvieron la Historia de tres amigos de Chicho Sánchez Ferlosio. Ni Los anarquistas de Léo Ferré; pero que durante toda su duración estuvo mecido por el espíritu libertario de sus compositores y la capacidad interpretativa de un gran músico. Un concierto inolvidable para el numeroso público que tuvimos la suerte de disfrutarlo.

lunes, febrero 03, 2014

Philip Seymour Hoffman, in memorian

Ayer a última hora de la noche se conocía la noticia de que el prestigioso actor Philip Seymour Hoffman había fallecido en su domicilio a los 46 años de edad. Era sin duda uno de los mejores actores contemporaneos. 

Al parecer falleció por un sobredosis de heroina. Se demostraba así, una vez más, que también aquellos que nos ayudan a soñar, necesitan de elementos externos para hacer frente a sus vidas. 

Para el recuerdo quedarán sus interpretaciones en películas como Antes de que el diablo sepa que has muerto, Los idus de Marzo, El último concierto o The Master.

Que la tierra te sea leve, Philip.

domingo, febrero 02, 2014

"La anarquista" de David Mamet en el Teatro Victoria Eugenia

David Mamet es uno de los dramaturgos contemporáneos más importantes. Su trabajo en obras como Glengarry Glen Ross es simplemente magistral. Ha trabajado tanto en el cine como el teatro. Y así ganó el premio Pulitzer y ha estado varias veces nominado al Oscar como mejor guionista.

De esta manera, cuando se anunció que la adaptación al castellano de su último trabajo, “La anarquista”, pasaría de gira por el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián me pareció que era una ocasión a no desaprovechar.

La adaptación la ha realizado Teatroespañol. Está dirigida por José Pascual y protagonizada en un duelo interpretativo por Magüi Mira y Ana Wagener.

La obra tiene una duración de unos 70 minutos y las referencias en la crítica especializada eran excelentes. Además el día antes de la función había leído en prensa una entrevista con Magüi Mira que me pareció muy interesante y que dejaba entrever importantes debates y alentaba grandes expectativas.

La historia es sencilla: una presa política, antigua activista, condenada por el asesinato de un policía, se enfrenta a una entrevista con la responsable penitenciaria de la que depende que, tras largos años de condena, pueda salir en libertad o continúe permaneciendo en prisión. Lo cierto es que la historia de partida y la calidad contrastada de Mamet prometía un interesante debate ideológico sobre las tablas de escenario. El enfrentamiento entre la razón del Estado y la visión político social desde la periferia del sistema. Pero si mis expectativas eran éstas hay que dejar claro que no se cumplieron.

La postura de partida de Cathy, la persona presa, es la de una persona arrepentida de su actividad pasada, convertida al cristianismo pese a su origen judío y que por si fuera poco ha escrito un libro para renegar de sus actividades anteriores. Sólo al final descubriremos si esta evolución es cierta o está jugando un papel, legítimo, para conseguir abandonar la prisión, puesto que ha cumplido muchos años de condena y además su padre está a punto de fallecer.

De esta manera y con esta opción tomada por Mamet a la hora de escribir la obra quedaba descartado un enfrentamiento teórico entre dos posturas divergentes que confrontan para explicar cada cual sus razones. Y sin embargo, el poso libertario sigue estando muy presente en la obra. Porque es la funcionaría de prisiones, Ann, quien con sus argucias, su servidumbre al Estado, su defensa del sistema explicita lo injusto de la situación, las fallas del sistema, el odio y la venganza burocratizada. En definitiva lo terrible y angustioso de la razón de Estado para perseguir a quien, justa o injustamente, osa enfrentarse o siquiera oponerse a la misma.

En este sentido la crítica antiautoritaria, la idea libertaria está muy presente en la obra, pero como decimos no se presenta de frente, se hace necesario extraerla y reflexionarla de lo visto y oído. Nunca sabremos si es una decisión tomada por Mamet de forma consciente o simplemente es imposible eludir ese debate de la situación planteada. En cualquier caso es una reflexión que es necesario obtener tras una segunda mirada más sosegada a la obra. Por lo tanto, hay que decir que el texto no reniega de su intención crítica, pero lo hace de forma más sutil y compleja. No obstante, siempre interesante.

Respecto al trabajo de las actrices. Desde luego lo menos que se puede decir es que están correctas. Por momentos, me pareció pensar que Ana Wagener estaba más entregada a su papel y resultaba más convincente; pero en definitiva fueron 70 interesantes minutos y resultó un buen plan para una desapacible tarde de sábado de febrero.