martes, mayo 20, 2014

La muerte en Venecia, retrato de la decadencia

Siempre es interesante regresar a los clásicos y en esta ocasión el seleccionado ha sido Thomas Mann. Lo cierto es que es un tanto absurdo el criticar o alabar a un autor de sobra reconocido como Mann, premio Nobel en 1929, y algunas de cuyas novelas ya forman parte de la historia de la literatura universal como Los Buddenbrook, La montaña mágica o esta Muerte en Venecia que aquí nos ocupa.

Pero aquí no se trata de pontificar, sino de expresar una visión personal y actual sobre una novela que se escribió en 1912. Lo cierto es que es una novela breve, pero de lectura complicada. Repleta de reflexión, de desarrollo pausado y acción prácticamente inexistente. Escrita con un estilo sobrio y personal y un lenguaje muy rico.

Al parecer,  recoge además bastantes aspectos biográficos del propio autor, aunque de manera relativamente camuflada. En realidad es un retrato bastante fascinante de una personalidad conservadora, pero que observa con desasosiego como su deseo y pulsión sexual se avalanzan de manera incontrolable, al menos intelectualmente, hacía un sentimiento que quizás querría evitar a toda costa y ese combate interior, entremezclado con la decadencia de una Venecia atravesada por una epidemia de cólera que amenaza con asolar media ciudad, acaba plasmándose en un ambiente desasosegante interior (en la psique del protagonista) y exteriormente (el medio en el que se desarrolla). Desasosiego que se traslada y aprisiona al lector. Y qué más es lo que se le puede pedir a una novela.

Gustav von Aschenbach es el prestigioso y reflexivo escritor de edad madura, residente en Munich, que decide viajar al sur para tratar de reencontrarse consigo mismo o con la creatividad. En Venecia, su destino final, acabará obsesionado por un jovencito caballero polaco de nombre Tadzio que se aloja con su familia en el mismo hotel en el que lo hace Aschenbach.

Al parecer una buena parte de la novela tiene carácter autobiográfico, pues aunque Mann se casó con Katia Pringsheim, durante su juventud no escondió una clara pulsión homosexual y también durante una de sus estancias vacacionales en Venecia se quedo prendado de un joven efebo.

Dos aspectos son a mi entender sobresalientes en la novela. En primera lugar la dura descripción que el protagonista hace de un viejo tunante, (camuflado de joven y que insiste en confraternizar con sus jóvenes compañeros de viaje) con el que comparte viaje en barco desde la costa croata hasta Venecia. Dureza que contrasta con la posterior evolución psicológica y personal de Aschenbach tras encontrarse con el joven Tadzio.

En segundo lugar la decadencia paralela de la ciudad de Venecia amenazada por la enfermedad y la del propio que va perdiendo poco a poco el autocontrol interno y externo. Embriagado febrilmente en su atracción por un Tadzio al que en ningún momento osará siquiera dirigir la palabra.
Aschenbach

En definitiva, una pequeña gran novela de certero retrato psicológico.