lunes, enero 11, 2016

Corto Maltés "Bajo el sol de medianoche", el regreso de un compañero

Creo que todos tenemos un puñado de personajes míticos en el mundo del comic. Para mí, uno de los más admirados es Corto Maltés.

Tras el fallecimiento de Hugo Pratt hace ya más de 20 años, nuestro romanticismo aventurero se había quedado huérfano. Pero los últimos meses del pasado 2015 nos trajeron un regalo: el regreso de Corto de la mano de Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero.

Como no puede ser de otra manera, este tipo de noticias hay que recibirlas con cierta prevención. Contenida, porque es pretencioso el cerrarse al posible regreso porque el creador original ya no esté entre nosotros. Pero tampoco poner la mano en el fuego hasta que hubiéramos podido posar los ojos sobre el resultado. En primer lugar, el beneficio de la duda y una vez ojeado y leída la novela grafica, reposadas las emociones, emitir un veredicto.

Pues bien, personalmente considero que el Corto ha regresado de manera más que digna. Desde luego, gráficamente, sospecho que habrá que ser un gran conocedor de la obra de Pratt para encontrar taras en el trabajo de Rubén Pellejero. Estéticamente, este Corto está a la altura del de Pratt y eso ya es un punto muy serio a su favor; porque buena parte de la magia del Corto primigenio estaba en la elegancia que Pratt supo transmitirle desde sus primeras aventuras. La paginación, la estructura gráfica, los perfiles y poses de Corto son más que reconocibles. Sin duda se trata de ese Corto Maltés al que todos quisiéramos parecernos o al menos haber tenido la suerte de haber conocido.

Norma ha presentado dos ediciones. Una en color y otra en blanco y negro. La copia que yo he leido ha sido la coloreada, pero espero poder echarle pronto un vistazo a la publicada en blanco y negro.

Y en cuento al guión, desde luego el texto de Juan Díaz Canales es más que solvente. Quizás hasta hay en este álbum demasiadas tramas que se ven limitadas en un posible desarrollo más profundo, por el afán de estar a la altura del mítico personaje. Vamos a encontrar a personajes conocidos como Rasputín, Ras, y a algunos personajes reales que ya desfilaron por otras aventuras de Corto Maltés como la presencia omitida de Jack London.

Aparecen otros personajes reales que el/la lectora disfrutará conociendo, como Waka Yamada o Matthew Henson y verdaderos logros imaginarios como ese líder esquimal convertido en un Robespierre trasterrado.

Por supuesto abunda, quizás en exceso, esa cadencia libertaria de Corto Maltés que marca sus reflexiones, sentencias, actitudes, valores y actuaciones. Digo en exceso, porque pudiera ser que los autores hayan creido necesario dejarlo bien claro, restándole así un ápice de autenticidad.

Pero desde luego el Corto Maltés con el que nos vamos a encontrar es el mismo viejo conocido de siempre. Ese compañero del que hace tiempo que no sabíamos nada, pero que ahora ha regresado. Esperemos que para mucho tiempo.

martes, enero 05, 2016

"El jilguero" de Donna Tartt, literatura profunda

Las 1143 páginas de este El jilguero, de Donna Tartt han sido mi ultima lectura completa de 2015. Y por lo tanto mi primera reseña de este 2016 que recién hemos comenzado.

El jilguero es un novela densa, con una prosa poderosa de la que destacaría el hecho de que una pequeña historia, surgida eso sí de una efectista tragedia, se desarrolle hasta alcanzar en su resolución esas citadas 1143 páginas. Tartt desarrolla un trabajo casi de disección forense al narrar el devenir vital del protagonista de esta novela, marcado por la tragedia cuando era un niño hasta la eclosión del misterio que arrastra desde ese mismo momento.

Existe sin duda un buen punto de partida para la novela. Un niño acude con su madre a un museo, durante la visita explota una bomba, la madre muere, el niño aturdido sale del museo con un famoso cuadro y el anillo de otra de las víctimas bajo el brazo. La confusión reina así que el joven protagonista supera el cordón de seguridad sin ningún problema y se instala en su casa hasta que alguien se preocupe por él. A partir de entonces el cuadro, El Jilguero de Carel Fabritius, se convertirá en su compañero más intimo y de una u otra forma marcará toda vida.

Que nadie espere una novela de aventuras. El jilguero que ganó el Pulitzer de 2014 es una novela de disección personal y retrato de un pequeño microcosmos de seres relacionados con el protagonista por una u otra causa.

Desde luego 1000 y pico páginas dan para alargarse a la hora de elaborar una reseña, pero baste con dejar constancia de que El jilguero es una buena novela. Intensa, con buenos personajes, inmenso el Boris adolescente, compañero de desventuras de nuestro protagonista, por los márgenes de Las Vegas, pero también estupendamente narrada la relación de Theo, el protagonista, con las drogas o mejor aún con la farmacopea, y todo ello en una novela que alcanza su cenit literario en el momento en que se produzca el reencuentro entre ambos y se desentrañe parte del misterio que la novela narra, así como las diferentes percepciones sobre lo anteriormente vivido. Pero hay otros pasajes de altos vuelos narrativos, como la dolorosa relación de Theo con su padre, un actor venido a menos y en progresiva degeneración.

Es obvio que Donna Tartt no es una escritora del montón, ni una hacedora de . Tiene capacidad para escribir, para plantear tramas realistas y para desarrollarlas con profundidad sin hundirse en el tedio. Una destacable novela, sin duda.
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