jueves, junio 19, 2014

Personas como yo, brillante novela de disección personal y colectiva

Siempre es grato encontrarse una novela de esas que te atrapan desde el primer momento. Y más si lo hacen tanto por el fondo, como por la forma. Es decir porque tanto lo que cuenta, como la forma en que lo hace son interesantes y absorbentes. Se disfruta tanto de lo que narra como de la manera en que está escrito.

En literatura contemporánea es posible que esto no me sucediera a este nivel desde que leí Libertad de Jonathan Franzen. Sin duda esta novela de John Irving cumple las expectativas que los lectores consecuentes esperan, pero yo aunque conocía su figura literaria he de confesar que nunca había leído ninguno de sus novelas, pero Personas como yo se ha convertido en la compañera perfecta de una semana de asueto en este mes de junio.

La novela narra la vida de Bill, desde su niñez, marcada por un padre ausente, junto a su familia materna en un pequeño pueblo de Vermont, hasta su senectud convertido en un prestigioso escritor solitario. Es sin duda una novela en la que el sexo como pulsión vital alcanza un peso absoluto en el desarrollo de la personalidad de Bill. Ese devenir personal esta narrado de manera muy brillante, con continuos saltos hacia atrás y hacia adelante y recurrentes adelantos de en apariencia pequeños hechos que en páginas posteriores alcanzan una importante trascendencia en la vida del personaje. Todo ello escrito muy elegantemente en cuanto a estructura narrativa y a prosa que la lectura no puede si no convertirse en una verdadera delicia.

Rodeado de un pequeño número de personas que marcan definitivamente su vida (la bibliotecaria, su padrastro, su mejor amiga, su abuelo, etc.) Bill descubrirá su bisexualidad pura. Los problemas de comprensión e incluso de autocomprensión que esto supone, pues aunque en el caso de Bill no sea así, si que lo es en algunas de las personas que le rodean; las bondades del buen vivir, lo dura que puede ser la vida. En este sentido es terrible la parte en que narra la aparición del SIDA y el durísimo golpe que supuso, en este caso, para la comunidad homosexual. Pero la novela es también un extraordinario relato de la comunidad homosexual de los EE.UU. y en parte también de Europa, durante los años de su orgullosa presentación en público casi como movimiento contracultural, el reflujo que supuso la llegada del SIDA y su regreso posterior ya con el acompañamiento legal de muchos gobiernos. Quizás por esto último no es tan llamativa la aparición de España y el barrio de Chueca en la última parte de la novela.

Pero no quisiera desentrañar muchos datos de esta novela y si intentar empujar a quien pueda leer estas líneas a leerla. Creo que será muy difícil que salga decepcionado del viaje a través de sus páginas, pues John Irving ha alcanzado en esta obra un nivel literario muy alto. Me pregunto cuánto habrá de autobiografía en lo narrado si es que hay algo. Desde luego, leyendo la biografía de Irving, al menos el tema de la lucha es claro.

En cualquier caso dos últimos apuntes. Uno favorable y un pequeño pero. En la parte positiva, siempre me ha entusiasmado esa parte de la narrativa norteamericana que disecciona la realidad de las viejas comunidades progresistas de los EE.UU. Y aquí aparece de forma muy clara en ese pueblo de Vermont donde una especie de chiflados por el teatro se pasan años y años representando a Ibsen o a Shakespeare, respetuosos con la diversidad y al mismo tiempo conviviendo con otra parte de la comunidad muy conservadora, haciendoBill hacia este en tanto a la relación con su madre que acongoja.
verdadero encaje de bolillos. Hay en este sentido un reproche en la novela del padrastro de

En el debe, personalmente creo que Irving pierde algo la medida rodeando al personaje de tan elevado número de transexuales hasta el punto que parece una condición hereditaria. Creo que le resta parte de credibilidad. En cualquier caso se pierde un tanto el misterio jugado por un evanescente personaje central como es Kittredge, en caso claro está de que el autor quisiera asignarle esta condición.

En cualquier caso un gran trabajo de Irving como escritor y una gran novela para disfrutar del vicio de leer.

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